El ballet de Alemania en el Mundial tiene una prima donna: Michael Ballack, el 10 germano que realmente se ha convertido en el cerebro de un equipo que funciona a la perfección. Ballack reparte los pases, lateraliza el juego o envía pases al vacío con perfección milimétrica. Hace correr la bola sin mayor trámite y consigue, de esa manera, dejar libres arriba a los polacos para que se ubiquen. Y si se traba el partido, si los polacos se quedan muy marcados, sin oxígeno, entonces simplemente es Ballack quien se encarga de lanzar unos balonazos (o se las deja servidas Fringgs, Schneider o hasta Schweinsteiger para que lo hagan) al arco que obligan al equipo contrario a salir a marcarlo, y por consiguiente los polacos otra vez quedan libres y todo empieza de nuevo. Nadie daba un peso por Alemania cuando empezó el Mundial, y ahora todos sabemos aquello que yo siempre dije en Neverland: va para campeón. Y si Pekerman no saca de la chistera un conejo (que no es precisamente el predecible Saviola), no sé quién se lo podrá impedir. TYSON
Sunday, June 25, 2006
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