Por: El Chucho
¿Quién recuerda ahora a Oleg Blokhin? ¡Yo te recuerdo, Oleg! Y por eso me he puesto a llorar al leer tus declaraciones de ayer: “Estoy decepcionado no por el marcador sino por la actitud de los jugadores en el campo. Es una vergüenza no sólo perdimos, sino que ni siquiera luchamos y pido disculpas a la afición ucraniana por la imagen que dimos. No podemos volver a jugar así. Nos hemos desmoronado” ¡Y cómo no ibas a deprimirte, Oleg! Esos Terminator de hojalata con personal training que juegan ahora por Ucrania son unas niñas, unos disforzados, que jamás entenderían el rigor de las estepas rusas o de los confinamientos en Siberia donde tú te educaste, Oleg, cantando alabanzas a Stalin, llenando durante la mañana con pólvora las balas de la Compañía de Fabricación Militar Soviética y practicando durante las tardes a reventar bloques de nieve con calentadores de agua inflados para que parezcan balones. ¡Cómo te recuerdo Oleg, y cómo entiendo hoy tu dolor! Pero dime; ¿Crees que un chico de ahora, de esos que van por la calle con iPods en las orejas y zapatillas de básquet aunque midan 1.45 m., van a entenderte? ¡Eso sería como pedir que mi nieto Jotito acepte que las camisas se usan dentro del pantalón y las braguetas cerradas! Esos roperos pelirojos que tú entrenas no saben nada del sueño de un niño ruso en plena Guerra Fría, mirando con ambición los autos Lada que fabricaba el soviet, esperando quizá que gracias a sus hazañas deportivas le consigan uno de ellos y una habitación más para no tener que compartir la suya con el abuelo sordo, la abuela mano larga, la bisabuela hemipléjica y dos pedorros perros siberianos. Yo te confieso, Oleg, aunque a nuestra edad aún hay que cuidarse de mariconadas: luego de que ganaras el Balón de Oro en 1975 me hice hincha del Dynamo de Kiev solo por ti. ¿Quién se acuerda ahora del Dynamo? Yo siempre le digo a Jotito que cuando juega con la maquinita con sus amigos escoja al Dynamo, pero no me hace caso y prefiere elegir a esos fascistas italianos de la Roma y pone delante a Toffe o Toto o Tutti, ya ni sé. El note recuerda porque el alcohol le hace mal a la memoria ¡Pero yo sí te recuerdo, Oleg! Y, por cierto, no has cambiado nada. Recuerdo, por ejemplo ,que escuchaba los partidos de Dynamo en una radio que me prestó un amigo del albergue, porque en los años 80 yo dormía en un albergue para menesterosos y ancianos pues mi hijo Pelota, el papá de Jotito, me dejó solo para irse a trabajar en la Marginal de la Selva inspirado por ese muchacho revoltoso de la lampa, un No sé qué Belaúnde. Sí, en un aparato que mi colega robó de un submarino en el año 1948 yo captaba radio Moscú y te seguía, y que eso no te sorprenda, porque aunque no entendía un carajo de ruso sí podía comprender cada vez que tú metías uno de los 211 goles en 432 partidos que tuviste. Y cuando te vi aparecer en Mundial de España 82 en aquel televisor a colores marca Viking que me regaló una ex novia cuando cumplí cien años, con tu camisa roja y el CCPP que tanto me gustaba (y por eso los escribí con plumón en todas mis camisetas interiores y en algunos calzoncillos) ¡no sabes cómo me emocionaba tu pundonor, Oleg! Tú encarnabas al superhéroe gruñón, gélido y despiadado, al atleta seguro de sí mismo y patriótico, que vencía con su velocidad, su capacidad de desmarcarse y sobre todo su potencia en el disparo, toda la mariconada mostrada por los otros equipos por culpa de la influencia gringa, la sonrisa bonachona de Jimmy Carter y la música disco que tanto le gusta a Jotito, que a veces se pone una peluca rubia y dice que es Gloria Gaynor. Por eso a ti incluso los más radicales stalinistas te decían El ZAR DEL DYNAMO, contradiciendo sus principios obreros, comunistas y anti-zaristas, aunque yo prefería llamarte EL SPUTNIK COLORADO (o blanco, cuando usaban la alterna) por la forma como te metías en medio de tantas estrellas bien pagadas tú solito, con tu sueldo cobrado en desteñidos rublos, vales por alimentos perecibles y gorros de marta para la cabeza cuadrada que era un peligro en el área chica; así eras tú, Oleg, la estrella solitaria del Dynamo y las selecciones de URSS y espero que estés demostrándole en videos (espero que se los pases, si quieres te presto el DVD) a esos ucranianos cómo se puede jugar un partido con pundonor y con chimpunes marca Laika. En México 86 ya eras más viejito pero todavía eras un roble, como yo ahora cuando me aferro a mi bastón y digo, ¡Ucranianos hijos de Gorbachov y mantenidos por Abramovich, escuchen el clamor de la Patria y dejen de beber Pepsi! ¡Escuchen, Patriotas, los consejos de Oleg Blokhin y dejen de pasear por la cancha más zombies que las chicas drogadas que Jotito mete a su cuarto después de los conciertos de reggeaton a los que asiste en las afueras de las cervecerías de la Av. La Marina! ¡Abran los ojos, jóvenes atletas de Ucrania, y háganle caso a Oleg Blokhin que defendiendo a URSS metió más de cuarenta goles y jamás se dejó vencer como uds. luego del 4-0 que les propinó esos toreros de vaquillas que son los afeminados españoles! ¡Que vuelva el espíritu soviet que acompañó a Oleg y a los atletas de Moscú 80 y reviva en uds! ¡Disciplina, Esfuerzo, Trabajo y Juventud! Me tomo el último traguito de vodka, amigo mío, que ya van tres botellas, y a todos los descerebrados comentaristas deportivos del canal 9 les digo: ¿Quieren saber quién es Oleg Blokhin? ¡Yo les diré quién es Oleg Blokin!
1 comment:
jaja. Esta columna será el deshueve!!!!
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