Protagonistas: Harry Kewell

Harry Kewell

Para algunos, los mundiales solo sirven para sacar dinero a los incautos y para que los dirigentes y futbolistas se compren un porsche o un yate nuevo. Para otros, y me incluyo, los mundiales son los momentos en los que algunos cuantos jugadores trascienden su condición humana y entran en la categoría de héroes épicos. Como Kempes en el 78, como Zidane en el 98, como Maradona cada vez que pisó una cancha. Uno de esos héroes, sin duda, es Harry Kewell, el diez australiano que no había hecho demasiado en los dos partidos anteriores pero hoy, en el momento cumbre, sacó la garra y logró, a punta de empuje, empatar un partido sumamente difícil con un Croacia que se cerró con cinturón de castidad de triple llave como prostituta en huelga o Ludópata jugando una final en Neverland. Todos hemos tenido el honor de ver en plena metamorfosis heroica a Kewell que no solo metió el tanto del empate sino que hizo algo mucho más importante: no dejó de buscarlo jamás. Es en partidos como éste, y no en partidillos regalados como el que paralelamente jugó Brasil, donde se funda el carácter y se templa el acero. Kewell no se dejó vencer ante la desesperación y condujo a su equipo de canguros hasta lograr la hazaña de pasar a la segunda etapa del torneo por primera vez en su historia. Pero ¿hay más? ¿Podrán contra Italia? ¿Y por qué no? Históricamente, Italia es el favorito que siempre se desinfla ante los pequeños, y por eso luego la mafia busca ajustar cuentas con los inmigrantes. Pero eso no es el tema. Hoy lo importantes es que Kewell ha demostrado que la alegría no solo es brasileña. ¡Ha nacido un grande! ¡Yo quiero un polo con su cara!

Nota bene: Aún recuerdo mis meses jugando we8 con el Liverpool -hoy en las manos inexpertas de Invazor-, cuando mis partidos parecían irse por la borda y no era la Mula Cissé, ni la Muñequita Baros, por entonces en el club, los que me salvaban, sino el Canguro Kewell. Por lo visto, sigue siendo el mismo pese a que Invazor lo tiene condenado en la banca (¡junto a Gerrard!) solo porque prefiere a los negritos nínfulos como Sisoko o a enanos jubilados como Zenden. TYSON