Brasil 2- Australia 0. Un partido aburrido, donde la única toma que mereció repetirse fue un taco de Ronaldinho para un ingreso pipiléptico, pero sin peligro, de Roberto Carlos. Brasil ganó, sí, es obvio, caipirinhas para todos. Pero ¿y la magia? ¿y el fútbol? ¿todo lo que nos ofrecerán es eso? Con un poco de suerte, Australia empataba el partido y Brasil entendía que todos -salvo Parreira probablemente- estamos molestos por la estafa de un equipo que se deja fotografiar en los entrenamientos dominando la bola hasta con la espalda y termina jugando sin aplomo, sin ganas, sin drogbitismo. La emoción la puso Australia. TYSON
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