Tribunas (primer tiempo)

Primer tiempo. Dos moscas se posan en un hot dog con mostaza. Van 43 minutos, saque de manos. Un hincha argentino bosteza. La esposa de Klose, Sylwia, recuerda por fin qué vestido Armani le gustaría comprarse en la tiendecita de la esquina. Un croata besa a su novia, una alemana de Leipzig. Dos brasileros escuchan por radio el entrenamiento de Brasil. Blatter mira a Beckenbauer, Beckenbauer mira a Blatter. Van 43 minutos. Una llamada telefónica suena en Occidente. Otra llamada telefónica suena en Oriente. Maradona contesta. Sí, pibe, limpiá el cuarto que ahorita me cae un doping. Cuelga. Una coreana se anima a tomarle fotos a su compañera de viaje, la hija de la señora Tai Kon Do. Van 43 minutos, saque de manos. Un niño de Berlín pide a su padre una coca cola. Vater, ein Kokainbenutzer bitte. Un fotógrafo de campo se enoja cuando su lente se mancha con caca de pájaro. El relator de la cadena alemana hace gestos para que le traigan un vaso de agua. Un policía de la pista atlética se mira el rostro en sus zapatos brillantes. Una banderola con la inscripción de Talleritos cae de la tribuna Sur encima de dos suecas que hablan sobre el tatuaje de Larsson. Nätt tatuering, Lusy, härligt. Un narrador colombiano imita a su colega alemán y también pide agua con un gesto. Al costado, la delegación de ATV. El Colorado se fija en una comentarista rusa de pelo negro que mira su reloj de mano. Al costado, el narrador Daniel Kanashiro. 83 mil bostezos. Van 43 minutos del primer tiempo, saque de manos.

“¡Qué tensión se vive en el estadio de Berlín, señoras y señores”, grita el chino Kanashiro, “qué impresionante tensión!”

QUARK