Sunday, June 25, 2006

La columna de Tyson


QUÉ HACER, ARGENTINA

por Tyson

Antes de despedirse, el argentino Ricardo Lavolpe, ex portero del Banfield y tercer suplente de arquero en la Argentina que ganó la copa el 78, le dejó un regalo a su patria, ya sea como advertencia oconsejo: cuida tus conexiones, José. Como si fuera una estrategia subversiva, Lavolpe decidió no anular sino dejar suelto al cerebro del equipo (Riquelme, el 10) y, en lugar de eso, atoró sus vias de circulación echando las marcas sobre Cambiasso y Maxi Rodríguez durante todo el encuentro. De esa manera, se anuló la enorme fluidez que tuvo el mediocampo argentino en los partidos contra Costa de Marfil y Serbia y Montenegro, Para decirlo con una metáfora: Lavolpe consiguió dejar al rey ahogado en su palacio, sin posibilidad de acción, con su solitario poder pero sin ejército. Todos fuimos testigos en la pantalla de los resultados de esa estrategia: Riquelme recibe la bola, mira a un lado, mira al otro, mira a la hontananza donde están ahogados Crespo y Saviola (y luego Tévez), y entonces no le queda más que echarla para atrás esperando, quizá, que ocurra el milagro de que la ambición mexicana obligue a correr a los marcadores de punta detrás del balón y suelten las marcas de los volantes; cosa que jamás ocurrió.

Si México no hubiera tenido a Borgetti y Fonseca arriba sino a Podolski y Klose, lo que sucederá el viernes, estaríamos lamentando un resultado distinto, un resultado al que el golazo de Maxi Rodríguez (quien al fin al minuto 106 se le escapó a su marcador y solo tuvo una oportunidad... apretó cuadrado y cerró los ojos) no le hubiera alcanzado probablemente.

Pekerman debe entender que la solución de Argentina no puede pasar por cambiar en el segundo tiempo a Aimar para dar un respiro al mediocampo, o hacer entrar a un Messi lleno de ganas pero para que deba buscar la bola detrás de la mediacancha, o a Tévez, mucho más encarador pero menos inteligente que Saviola. Si ésa es la solución, como la fue contra México, estamos delante de un estratega que quiere cambiar peón por peón. ¿Qué hacer, Argentina? Cambiar el sistema táctico y entender de un modo distinto a Riquelme y el trámite de la pelota en el mediocampo. Aprender, justamente, de Alemania, su rival. Argentina tiene la mejor "banca de oro" de este Mundial, además de Brasil por supuesto, y con eso se asegura piezas de recambio pero también, y eso es más importante, un esquema lleno de variantes. México le dijo claramente: Riquelme no es Maradona. Nadie lo es. Si se queda clavado en el mediocampo sin tener a quien poder darle la bola, Argentina se queda sin columna vertebral. Eso no puede ser.

Una mala interpretación sería pensar que Heinze, que tuvo un partido horroroso, puede mejorar o ser cambiado por Milito. Scaloni puede ser menos audaz en las subidas y más seguro en la banda, sobre todo porque tendrá que marcar a alemanes que patean desde cualquier ángulo y no esperan llegar al corner para centrar. Riquelme puede estar más acertado o no. Los muchachos arriba no tienen problemas: saben esperar y definir cuando están bajo presión como lo demostró Crespo. La pelea contra Alemania será por el mediocampo y ahí Pekerman se ha mostrado particularmente inflexible a la hora de crear variantes. Si Riquelme tiene que ponerle el "sello postal" a todas las bolas que van del área Argentina al área rival, las cosas están claras: que Argentina vaya comprando souvenirs antes de que las esposas de los ingleses arrasen con todo, y armen sus maletas que se van en el próximo Lufthansa.

6 comments:

Anonymous said...

Excelente tu comentario, justo pensaba lo mismo. A México sólo le faltó banca. Y creo que Alemania le gana.

Anonymous said...

En que canal (blog) comentan el campeonato de Alianza?

Anonymous said...

¿Cuál es el objetivo de este blog? ¿Aplicar al comentario futbolístico el sentido del humor o hacer escarnio de los jugadores por razones extrafutbolísticas, como suele hacerse en los programas televisivos de chismes faranduleros? ¿Por qué burlarse de la apariencia de Crouch, por qué incidir en un dato frívolo a propósito del prematuro retorno de Rosicky a a la República Checa, a quién le interesa saber que el comentarista casi se pierde el gol de Beckham porque lo distrajo una chica en la tribuna? Cuando los comentarios de Tyson no caen en este vicio, son de verdad penetrantes y provocadores. Me gusta en particular este análisis del partido entre México y Argentina, aunque yo, en lugar de resaltar las cualidades tácticas del onceno de Lavolpe, incidiría más en sus notables defectos. El fútbol de México consiste en maniatar al rival, en marcar entre dos o tres a un solo hombre, en no dejar pensar al contrario; en pocas palabras, es un fútbol feo por necesidad de supervivencia, porque no tiene los recursos humanos para ser vistoso y creativo. Por eso me congratulo de su temprana eliminación, porque en cuartos de final todos queremos ver selecciones que tengan jugadores de la calidad del Maxi, capaces de lo inesperado...

Anonymous said...

Una cosa más: a México no le falta banca, todo lo contrario,le sobra, porque cualquiera de sus jugadores es reemplazable. Lavolpe, cuando comenzó a hacerse cargo de esta selección, sabía que contaba con jugadores del montón. En su búsqueda de ese toque especial, de ese toque creativo, apresuró la nacionalización de un brasileño; y con el objetivo de darle un poco más de calidad al ataque, también nacionalizó a un Argentino. Los dos nacionalizados jugaron un rol protagónico en la victoria de México sobre Irán, que por cierto fue la única... como era de esperar.

A estas alturas, en el Mundial sólo queda un equipo malo que debe ser eliminado con prontitud: Ghana. En manos de Brasil queda la tarea...

Anonymous said...

Bien dicho Juancho

Anonymous said...

Tyson ha estado muy activo ayer, escribiendo una y otra vez sobre el duelo Portugal-Holanda. Acerca de ese encuentro es preciso anotar un par de cosas:

1.- Todo combinado con aspiraciones es una mezcla de juventud y experiencia, talento y entrega. Si alguna de estas cualidades falta, el fracaso está a la vuelta de la esquina. Si Van Basten creía que la experiencia estaba en Cocu y Van der Saar, se equivocó cual paloma. El jugador experimentado tiene que ser además talentoso, desequilibrante, imprescindible. Ese jugador era Edgar Davis, cuya ausencia en el Mundial explica en cierto grado la poca flexibilidad del mediocampo holandés. Davis hubiera sido una pesadilla para la sacrificada defensa portuguesa, pero la petulancia de Van Basten se impuso y su absurdo plan de prescindir de las supuestas vacas sagradas tuvo su epílogo ayer, ante un modestísimo Portugal que defendió su ventaja no con uñas y dientes, sino con puños, codos, patadas arteras y demás recursos sucios, típicos del arsenal de Felipao.

2.- Es verdad que Holanda no estaba para campeón. Pero es un error darle a este fracaso una explicación histórica, como si el destino de Holanda fuese perder en el momento crucial (dos finales en la década de los 70 y una semifinal en Francia 98). Mucho tiene que ver el azar con tales resultados, no el miedo escénico de que habla Valdano ni la voluntad supuestamente mermada de los jugadores. En el 78, Holanda hubiera campeonado si un tiro de Naninga hubiera entrado al arco en lugar de chocar al palo, en el minuto 45 del segundo tiempo en la final contra Argentina. Y en el 98 todo fue decidido por penales. No hay campeón sin suerte, pero la historia redime al que verdaderamente vale. En una entrevista que Sepp Maier concede a una revista inglesa, cuenta que el día anterior a la final del 74 se reunieron los alemanes para discutir cómo batallar contra un equipo "inmensamente superior a nosotros". Y es cierto, la Holanda de Cruyff es más recordada y querida que la Alemania del Kaiser. Y en el 78, más que esa copa manchada por la inmoralidad de quienes vencieron, importa y resalta el hecho de que los jugadores holandeses se negaron la estrechar las manos de los funcionarios del régimen de Videla. Y Cruyff estuvo ausente precisamente porque se negó a viajar a un país que no respetaba los derechos humanos.

3.- Para mí, Holanda es un campeón sin corona, y su selección del 74 es incluso mejor que esa maravilla de coordinación y armonía que fue el Brasil de Santana en el 82.