Italia impresionante!

A GROSSO MODO.- Grosso remata el balón hacia la portería del chucho Lehmann, que esta vez no tuvo papelito que lo salvara. El pase fue de Pirlo, sencillamente genial.

Italia 2- Alemania 0. Un partidazo enorme, extraordinario, pero con un agujero al medio: el segundo tiempo donde los alemanes demostraron que querían ganar el Mundial a punta de distracciones del rival o los penales con plagio. Lo cierto es que se hizo justicia y ganó el equipo que lo buscó todo el tiempo, con los pases de Totti en el primer tiempo, con los desbordes del indio Camaronessi, con el maestro Pirlo y su visión panorámica, con la defensa intachable de Cannavaro y Zambrota, con el despliegue de Gatusso y las ganas de Perrota. Los alemanes demostraron lo de siempre: que tenían orden táctico preciso, pero sin explosión ni creatividad, con un Ballack jugando casi de volante de contención, con la ausencia de Frings que la lamentaron más que nunca (aguante, Argentina, qué venganza), y Klose lamentablemente extraviado, como un puntito ciego dibujado con tiza en el pizarrón. Ordenaditos pero sin ganas de salir a buscar el partido (¡y eran locales!), con una gelidez y un pecho frío absurdo en una semifinal (el único que se enojaba, sufría y arrojaba el agua al piso era Klinsmann), Alemania estuvo a punto de lograr la hazaña de llegar a una nueva final siguiendo la máxima de sapiencia pedrestre: el fútbol donde juegan once contra once y siempre gana Alemania. Pero Italia fue más. Pero Italia estrelló palos en el poste. Pero Italia apuró todo el tiempo a Lehamnn. Pero Italia ya se olvidó del candadito. Pero Italia dijo que no, y Pirlo también dijo que no, y con un pase inteligentísimo dejó solo a Grosso (todo Italia arriba, obvio) que remató con estilo un pelotazo cruzado que zumbó en los oídos de todo Dortmunt. Y cuando los alemanes salieron, como siempre, a buscar el empate recién cuando los han herido, los italianos, que ya habían abierto el forado, aprovecharon el desorden e hicieron lo que habían intentado hacer todo el partido: jugar con diagonales y atacar con dos hombres siempre (o con cuatro, con Totti, Iaquinta, Gilardino y Del Piero... ¡solo faltaba el lesionado Vieri y estaban todos los delanteros del Calcio en una misma cancha! ¡Y en la banca gritaban por volver a entrar Luca Toni y Camoranessi!) El resultado: escapada de Gilardino que mira a Del Piero por el rabillo del ojo y se la pasa de costadito. Un toquecito. Y Alessandro Del Piero se acordó de la época dorada de la Juve, de sus años mozos, de cuando salía con Valeria Marini, de cuando tenía pelo, y metió un zapatazo ahí, en la esquina, donde todos menos Konami saben que es inatajable. Un golazo que es una advertencia que ya Francia y Portugal habían dejado en claro antes: en este Mundial no se viene uno a ser mezquino o especulativo porque las cosas se resuelven con talento. ¡Italia es finalista! ¡Quark es brujo! TYSON